En la sociedad actual está teniendo lugar un fenómeno que
podría parecer paradójico: son los adultos quienes con mayor asiduidad se
vuelcan a la actividad deportiva, por más que sea amateur, mientras que se
observa en los niños una tendencia a alejarse de la actividad física para
sumirse en el mundo virtual. Ante esta evidencia de la realidad, hoy más que
nunca es indispensable recordar los beneficios
del deporte para los niños.
Será tarea de padres y educadores generar en los más
pequeños el gusto por el deporte en detrimento de otras aficiones que, en
general, implican quietud y aislamiento, como los videojuegos. Pero también es
cierto que la tarea de los padres no puede exceder ciertos límites; es decir
que su papel será alimentar y fomentar la inquietud por el deporte en los
niños, de ningún modo obligarlos o imponer una cierta práctica por sobre otra.
Debe ser el niño el que, conociendo los beneficios de la
actividad física, se incline por uno u otro deporte. El equilibrio en el
comportamiento de los mayores será fundamental: tendrán que evaluar la frontera,
a veces borrosa, entre la sugerencia y la imposición, sabiendo que la primera
puede generar un gusto genuino del niño hacia el deporte, y que la segunda
podría provocarle un rechazo que a la larga sería peor.
Entonces, una vez que el pequeño ha desarrollado un deseo de
practicar alguna actividad física, los padres asumirán el rol de orientarlo y
mostrarle disciplinas variadas, fomentando su capacidad de elección individual.
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Los deportes grupales desarrollarán en mayor medida la faceta social. |
Salud y felicidad para los más chicos
Como ya sabemos, la actividad física en general trae
numerosos beneficios para el organismo, independientemente de la edad. Pero si
hablamos de niños y logramos que el deporte se transforme en un hábito, los
beneficios se verán potenciados y marcarán guías de conducta adecuadas para el
presente y el futuro de los pequeños.
Mente sana en cuerpo sano
En primer lugar, el deporte, en el que incluimos la danza, será de gran ayuda para prevenir
los hábitos a los que lleva la sociedad actual; hablamos del sedentarismo, la
falta de movimiento físico, propiciado en gran parte por la oferta tecnológica
que apunta a los más chicos. La práctica de una actividad física servirá,
entonces, para la prevención de la obesidad.
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La obesidad infantil es un flagelo en crecimiento en todo el mundo. |
Cabe agregar que el gasto de energía que implica la práctica
habitual de actividad física redunda en dos beneficios: primero, abre el
apetito con el fin de “recargar” energía; segundo, es fundamental para poder
conciliar el sueño.
Además, el deporte fortalece el cuerpo; no solo desde el
punto de vista de los huesos y músculos, sino también desde lo inmunológico. Aparte,
la actividad física contribuye a un mejor desarrollo del cerebro, lo que
redunda en un mejor rendimiento escolar.
Beneficios sociales del deporte
Cuando forma parte de una rutina, la práctica del deporte
reforzará la disciplina y el sentido de sacrificio en el niño; por otro lado, si
se trata de prácticas grupales, fomentará el compañerismo y la empatía. Es muy
probable que en el transcurso del juego, el niño deba ponerse en lugar de sus
pares, ayudarlos, defenderlos. En pocas palabras, le transmitirá la capacidad
de trabajar en equipo, algo que le servirá en todas las facetas de la vida.
Por supuesto que el deporte será muy importante para que el
niño aprenda a relacionarse con gente desconocida y forje nuevas amistades; como
consecuencia de ello, el pequeño sabrá desenvolverse mejor ante situaciones novedosas.
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Las artes marciales son una de las mejores opciones para los niños. |
Enseñar a ganar y perder es otro de los beneficios del deporte para los niños. El pequeño aprenderá que el resultado es una
circunstancia del juego, perfectamente factible, y que hay que saber
sobrellevar tanto la victoria como la derrota. La primera con humildad y
respeto, la segunda con entereza.
En este sentido, es fundamental recalcarle en todo momento
que el deporte es un juego, destacando su faceta lúdica por sobre la competitiva. Lo peor que padres y
profesores pueden hacer es presionar, exigir, generar en el pequeño la ambición
desmedida por ganar, olvidando lo importante del proceso, todos los otros
factores que entran y han entrado en juego durante la competencia y en la etapa
de preparación y entrenamiento. Y menos aconsejable aún es igualar al rival con el enemigo, generando odios y rencores, haciendo que el niño pierda de vista que tal rivalidad es circunstancial.
Como sea, lo importante es moverse
Para cerrar, hay que decir que es ideal que el pequeño practique deportes bajo la supervisión de
alguien preparado para tal fin, pues así se independizará de su círculo íntimo y
logrará autonomía, sin mencionar que la formación será de mayor calidad. No obstante, si por algún motivo el niño no puede o no
quiere concurrir a una clase, también es saludable practicar deportes de manera
frecuente con familiares y amigos, lo cual será beneficioso para su desarrollo
integral y servirá, además, para fortalecer los lazos.
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