8 de agosto de 2014

Alerta por brote de Ébola

Durante la última semana, la Organización Mundial de la Salud se ha visto en la obligación de declarar la emergencia sanitaria a raíz de un brote de Ébola producido en la zona occidental del continente africano, y ante la posibilidad de que la epidemia se expanda por otros lugares del mundo.
Como consecuencia de los peligros que ello implica, la OMS convocó a una reunión con los representantes de los estados de Guinea, Nigeria, Sierra Leona y Liberia. Tras la información recibida de parte de los funcionarios de dichos países, se estableció que el brote de Ébola implica un “evento extraordinario”, y que los eventuales efectos de una propagación son de una especial gravedad, considerando la virulencia del virus y la facilidad con que se transmite, aun dentro de los centros hospitalarios. A esto se suma la precariedad en que viven los países africanos, lo cual los vuelve todavía más vulnerables a padecer las nocivas consecuencias de esta enfermedad.
Vale recordar que el brote comenzó a fines del año pasado en Guinea, y desde entonces se ha expandido a Nigeria, Liberia y Sierra Leona. Si ponemos el asunto en números, el problema toma mayor dimensión: al 4 de agosto del presente año, se notificaron 1711 casos, de los cuales se confirmaron 1070, 436 como “probables” y 205 como “posibles”. En total, el virus se ha cobrado 932 vidas, lo que lo convierte en el mayor brote de Ébola registrado hasta hoy.

pobreza
La pobreza es el principal caldo de cultivo para el virus del Ébola.

La preocupación crece si se toma en cuenta que ya se ha confirmado el contagio de dos personas de Estados Unidos que habían estado en África. Si bien estos casos han sido detectados a tiempo, es innegable la amenaza que representa una expansión mundial de Ébola, por la amplitud del período de incubación, que varía entre dos y veintiún días. En otras palabras, bien pudo haber sucedido que estuvieran infectados y pasaran varios días sin presentar síntomas.
En este contexto, se vuelve indispensable conocer un poco más acerca de la Enfermedad por el Virus del Ébola y las medidas que han de tomarse para prevenir.

Qué es la Enfermedad por Virus del Ébola

El virus debe su nombre a la ubicación en donde se produjo el segundo caso registrado de esta enfermedad, en 1976: Yambuku, una aldea de la República Democrática del Congo, ubicada en las cercanías del río Ébola.
En una primera etapa, la transmisión se da por el contacto con sangre o secreciones de animales infectados, como chimpancés, murciélagos, antílopes y otros. Pero luego ––y esto es lo peor–– se propaga de persona a persona. Es decir que si no es detectado y aislado a tiempo, un ser humano infectado puede contagiar a muchos más, por medio del simple contacto con sangre, secreciones o líquido corporales; o bien por manipular materiales previamente contaminados por otras personas o animales. Por si esto no fuera demasiado grave de por sí, por el momento no existe un tratamiento exitoso ni para los animales infectados, donde se origina la enfermedad, ni tampoco para las personas que la han contraído. Por otro lado, se han detectado casos de transmisión en ocasión de rituales funerarios en que se despide a un ser humano muerto por esta enfermedad, por el contacto con el cuerpo. Debemos agregar que incluso ya recuperado clínicamente, un hombre puede transmitir el virus por un espacio de siete semanas, a través del semen.
El virus del Ébola, cuyo huésped natural es una especie de murciélago ––el cual contagia a los demás animales––, puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad superior al 90 por ciento; y al ser el postergado y empobrecido continente africano el principal foco de infección, las muertes que se producen allí son numerosas, por la falta de recursos para la prevención y el tratamiento.

Síntomas, tratamiento y prevención

ébola
Ante la posibilidad de expansión del virus, ya se están tomando medidas internacionales.

Entre los principales síntomas de la Enfermedad por el Virus del Ébola se destacan la aparición repentina de fiebre, acompañada por una debilidad generalizada y dolores en el cuerpo, la cabeza y la garganta. Ya en una segunda etapa, surgen los vómitos, diarrea, erupciones cutáneas y problemas en los riñones y el hígado.
El tiempo de incubación del virus ––o sea, el intervalo entre la infección y la sintomatología–– puede variar entre dos y veintiún días. Esto se vuelve especialmente preocupante para quienes han estado en África y regresan a sus países, pues es posible que se conviertan en transmisores el virus.
Ante la aparición de los síntomas se requieren cuidados intensivos, pues el mayor peligro es la deshidratación que puede sufrir el paciente. En la actualidad no hay tratamientos específicos, pero hay diversos proyectos en etapa de evaluación.
Con respecto a la prevención, hay que decir que la totalidad de los brotes de Ébola han tenido lugar en África, por lo cual las recomendaciones se centran casi exclusivamente en las personas que viajan hacia las zonas afectadas. En primer lugar, deben mantenerse alejadas de animales ––sobre todo, monos y murciélagos––, ya sea vivos o muertos, y de otros humanos que presenten síntomas. También se aconseja cocinar muy bien las comidas y lavarse las manos con agua y jabón varias veces al día, así como usar guantes y, de ser necesario, barbijos.
Sin embargo, el primer consejo que debe darse es evitar el viaje hacia las regiones especificadas; y en este contexto, el papel de los estados nacionales tiene que enfocarse en la concientización de las personas.
El mundo espera respuestas rápidas, eficientes y para todos. Porque el Ébola, como muchas otras enfermedades, está vinculado con la pobreza extrema y el abandono.

Hoy en la Salud, Actualizado el: 8/08/2014