7 de junio de 2014

Peligros del abuso de sal


Desde hace siglos la sal se ha utilizado como una manera de conservar los alimentos ante la ausencia de refrigeración. Pero su uso no se limitó a la conservación: de hecho, hoy en día es uno de los condimentos más comunes. Y esa popularidad, combinada con el factor de riesgo que representa para la salud, la convierte en uno de los alimentos peligrosos, siempre que se abuse de ella.
Es que se ha asociado su consumo con una de las patologías más extendidas en el mundo: la hipertensión arterial, que afecta a tres de cada diez personas; además, se la relaciona con enfermedades cardio y cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y renal.
Ya se ha probado que la incidencia de enfermedades como la alta presión arterial está vinculada con el consumo excesivo de este mineral. Una encuesta realizada este año en Argentina llegó a conclusiones alarmantes: según los datos recabados, uno de cada cuatro argentinos agrega sal a sus comidas, y de ellos, el cuarenta por ciento no espera siquiera a probarlas. Es decir que condimentar con sal ha pasado a ser, para muchos, una especie de reflejo.

Sal y sodio

La sal es cloruro de sodio. El sodio es un mineral importante para el funcionamiento del organismo; en pequeñas cantidades (hasta 2,3 gramos por día) resulta beneficioso para los músculos, nervios y el balance de los fluidos que circulan por nuestro cuerpo.

sal
El alto consumo de sal está asociado con niveles elevados de presión arterial.

Los datos concretos indican que la cantidad diaria recomendada de sal es de 4 a 6 gramos; y considerando que cada gramo de sal contiene entre un 40 y 60 por ciento de sodio, concluiremos en que con 6 gramos de sal estaremos ingiriendo aproximadamente 1,5 gramos de sodio, más de la mitad de lo requerido por día. Si a esto le sumamos el sodio que contienen otros alimentos, superaremos con facilidad la cantidad diaria, lo que puede ocasionar problemas de salud.
Según una investigación realizada en Argentina, el consumo diario de sal por persona llega a los 12 gramos, el doble de lo aconsejable. Y si la persona en cuestión padece hipertensión, su ingesta no tendría que superar los dos gramos.
Vale aclarar que el problema no se limita a la cantidad de sal que agregamos a las comidas, sino que también incluye otro aspecto no menos importante: la sal que cada alimento contiene de por sí. Ante esto, se vuelve fundamental llevar a cabo una especie de “formación” con respecto a los componentes de los diversos alimentos que llevamos a nuestra mesa. La lectura de etiquetas que indican los valores nutricionales en los paquetes es un primer paso para tomar conciencia y comenzar a cuidarse.

Tips para reducir la ingesta de sal

En primer lugar, trata de ir dejando a un lado la sal. Una buena manera es reduciendo el consumo de alimentos procesados, que se caracterizan por altos contenidos de este mineral.
También puedes reemplazar la sal por otros condimentos. Las mejores opciones son la pimienta, el ajo y la cebolla, aunque, como dicen, sobre gustos no hay nada escrito, y lo mejor es probar e innovar para descubrir qué es lo que más te agrada.
A la hora de comprar alimentos, inclínate por aquellos cuya porción no supere los 300 mg de sodio, si bien lo ideal es elegir aquellos sin sodio, o los que tienen bajas proporciones. Siguiendo estos consejos, podrás contrarrestar los peligros del abuso de sal.






Hoy en la Salud, Actualizado el: 6/07/2014