24 de septiembre de 2013

Ejercicio durante el embarazo

Ni siquiera una gran panza es excusa para no ponerse a hacer ejercicio. Por supuesto que, como siempre decimos, es fundamental, a la hora de comenzar a ejercitar ––y no solo cuando hablamos de embarazadas––, realizar una consulta con tu médico para descartar posibles consecuencias negativas y recibir información acerca de qué puntos trabajar, y con qué intensidad.
Ahora bien, una vez que lo conversaste con tu médico, el ejercicio para las embarazadas es una excelente opción.

¡Prueba con la natación! Es uno de los ejercicios más completos.

Beneficios de ejercitar durante el embarazo

Aparte de la liberación de endorfinas que cualquier actividad física genera en nuestro cuerpo ––lo cual redunda en una sensación de bienestar––, hay muchos motivos para ponerse en movimiento.
Por ejemplo, te servirá para mejorar la postura por medio del fortalecimiento de determinadas zonas, como la espalda y el abdomen. No olvides que llevarás unos kilos de más, y cargar con eso se hará sentir.
El ejercicio durante el embarazo hace que la sangre circule por el organismo a mayor velocidad, lo que permite una mejor oxigenación no solo de la madre, sino también del pequeño.
Adicionalmente, el ejercicio puede ser de ayuda la hora de controlar tu peso: muchas embarazadas aumentan demasiados kilos y luego les cuesta recuperar la forma.
Además, el acondicionamiento físico te facilitará en gran medida el trabajo de parto, pues ampliará tu capacidad pulmonar y fuerza, dándote la confianza necesaria para afrontar ese “desafío”.

¿Qué zonas ejercitar?

Son dos las posibilidades: que a lo largo de tu vida hayas hecho ejercicio con regularidad, o que seas de las que prefieren el sofá y las pelis…
Si entras en el primer grupo, podrás hacer actividad física regulándola de acuerdo con tu capacidad. La ventaja es que ya conoces tu cuerpo, tus puntos fuertes y tus limitaciones, por lo cual te resultará sencillo planear tus rutinas.
Pero si nunca has ejercitado, hay unos tips que te pueden ser de utilidad:
· Las zonas clave para trabajar son los abdominales y la espalda. También te ayudará centrarte en la flexibilidad.
· No es indispensable que te ejercites de manera tradicional, por ejemplo, con los clásicos abdominales en el suelo. Hay numerosas opciones que forlacerán tu cuerpo: nadar, caminar, bailar, pilates, practicar yoga… ¡Alguna de ellas te gustará!

El yoga es una de las opciones más saludables para las embarazadas.

· Aumenta la intensidad gradualmente, pero no llegues al límite. Recuerda no sobreexigirte, ya que tu respiración podría verse dificultada y, en consecuencia, perjudicar a tu bebé. Con que aumentes uno o dos minutos por día, es suficiente.
· Mantente atenta a lo que dice tu cuerpo. Debes detenerte ante cualquier dolor, mareos, hemorragias, contracciones o hipertensión. Y, claro, ¡corre a ver a tu médico!
· Hidrátate. No esperes a tener sed para beber líquidos. La sed te indica que ya estás deshidratándote. Y, obvio, tu bebé.
· No te expongas a altas temperaturas ni ejercites en los horarios pico, porque podrías descompensarte.
· Evita los movimientos bruscos e impactos ––y ni hablar de los deportes de contacto––, que repercutirán en tu pequeño.
· No olvides calentar antes ni estirar después de la sesión de ejercicio.

Hoy en la Salud, Actualizado el: 9/24/2013

17 de septiembre de 2013

La importancia de las proteínas

Las proteínas son parte indispensable de nuestra alimentación por los beneficios que aportan al organismo. El principal se relaciona con su participación en la formación, mantenimiento y reparación de cada uno de los tejidos del cuerpo, lo cual incluye a los órganos, los músculos, las uñas, el pelo y la piel.
Pero su función no termina allí: aparte, tienen importancia en la formación de anticuerpos y hormonas, lo que hace de las proteínas un nutriente esencial que no podemos obviar en nuestra alimentación.
Sin embargo, la lista de beneficios continúa, pues participan en la coagulación de la sangre, en el transporte de sustancias por medio de la sangre, y en la contracción muscular.
Ahora bien: ¿dónde encontramos las proteínas?
Si bien las proteínas están muy distribuidas en los alimentos, hay algunos en particular con una concentración mayor. Antes de mencionar los alimentos con más contenido de proteínas, vale la pena distinguir entre las llamadas proteínas completas y las incompletas.

Las proteínas completas

Son aquellas que por sí solas ––es decir, sin necesidad de ser combinadas con otros alimentos–– nos aportan los aminoácidos esenciales. En este grupo se destacan la leche, el yogur, el queso, los diversos tipos de carnes: rojas, de pescado, de pollo, y la clara de huevo, que contiene proteínas de muy buena calidad.
Debido a que la carne es uno de los alimentos que más se citan a la hora de hablar de proteínas, surge la pregunta por aquellos que optan por una alimentación vegetariana: ¿llegan a cubrir sus requerimientos proteicos recurriendo solo a los lácteos? Por suerte, como los lácteos entran en el grupo de las proteínas completas, la respuesta es sí. O sea que un vegetariano bien puede suplir, mediante lácteos, las proteínas que deja de consumir al evitar la carne.

Las proteínas completas.

Pero no todo es color de rosa con las proteínas: ocurre que, por lo general, los alimentos ricos en proteínas también tienen altos contenidos de grasa, por lo cual es indispensable medir su consumo. Entonces, si se trata de lácteos, optar siempre por los descremados. Y por supuesto, en el caso de las carnes, elegir los cortes con menos contenido graso.

Las proteínas incompletas

Este grupo de proteínas se encuentran en las legumbres, los cereales y los frutos secos. Estas se caracterizan por requerir, a la hora de su absorción, de una combinación con otros alimentos.
Por ejemplo, si ingerimos cereales ––en el grupo de los cereales se incluyen los derivados: harinas, arroces, fideos, pan–– en combinación con legumbres, obtendremos proteínas de excelente calidad. ¿Por qué? Porque los aminoácidos que le faltan al cereal serán compensados por las legumbres, y juntos conformarán una proteína completa de calidad similar a la de la carne o los lácteos. Sin dudas, una buena noticia para los que no consumen alimentos derivados de animales, como carnes, lácteos y huevos.

Ejemplos de proteínas incompletas.

Ya saliendo del campo vegano, otras combinaciones posibles son el pan con el queso, el arroz con leche, el yogur con cereales; y también es interesante la posibilidad que nos ofrece la harina de maíz, ya que al prepararla con leche, y no con agua, nos proporcionará proteínas completas.

Proteínas para todos

En fin, las proteínas son un componente esencial en nuestra nutrición; y como nos dan la ventaja de encontrarse en diversos tipos de alimentos, todos ––más allá de sus preferencias a la hora de comer–– las tenemos a nuestro alcance.

Hoy en la Salud, Actualizado el: 9/17/2013