Como siempre decimos, una de las mejores maneras de
mantenerse joven y saludable es realizando ejercicio con regularidad. Y si bien
esta sentencia ya ha pasado a formar parte del saber popular, día tras día científicos
de diversas partes del mundo no hacen más que confirmar los beneficios de la actividad física en ancianos.
Por ejemplo, investigadores suecos han comprobado que
mantenerse activo es un factor de prevención ante ciertas enfermedades
cognitivo-degenerativas, como el mal de Alzheimer y la demencia. Esto se suma a
las ya conocidas ventajas que la actividad física supone para evitar problemas cardiovasculares.
Pero claro que el ejercicio también repercute en un
mejoramiento del cuerpo. Vale recordar que las capacidades físicas van
disminuyendo con el tiempo, entre otros motivos, por la pérdida de masa
muscular, proceso que comienza alrededor de los 40 años, y el debilitamiento de
los huesos.
Hacer actividad física otorgará más resistencia y quemará la
grasa del cuerpo. Además, puede ser prescripta como medio de rehabilitación o
recuperación tras enfermedades, o simplemente para sentirse bien, ya que
también se ha probado que la liberación de endorfinas generada por el ejercicio
nos llena de felicidad.
La realización de actividad física no solo brindará energía
al anciano, sino que le dará la posibilidad de relacionarse con otra gente, de
compartir momentos y experiencias. Estar en movimiento ayudará a evitar
atrofias y otorgará vitalidad a los músculos, algo que repercutirá de manera
muy positiva en la vida cotidiana, desde el punto de vista de la autonomía.
Qué actividades llevar a cabo
Por supuesto que el cuerpo de un anciano es muy distinto del
de una persona joven. Sin embargo, esto no quita que los mayores puedan
realizar numerosas actividades físicas. A continuación te mencionamos algunas
que resultan ideales para los adultos.
El Yoga es una de
las más recomendadas, ya que no implica movimientos bruscos y, aun así,
contribuye a fortalecer los músculos y ampliar la capacidad respiratoria.
Aparte, trabajará las articulaciones de todo el cuerpo.
En segundo lugar, la natación.
Al igual que el Yoga, la natación, o bien, la gimnasia acuática, carece de
impacto y otorga fuerza y coordinación, a la vez que saber manejarse en el agua
puede llenar de confianza a la persona y, por qué no, ser de mucha utilidad en
situaciones de peligro.
La gimnasia acuática es una de las opciones más recomendables. |
Una simple caminata,
ya sea en soledad, en grupo o acaso con una mascota, también traerá incontables
beneficios que trascenderán lo estrictamente físico e incluirán la faceta
social.
Otra opción más que interesante es el baile. De hecho, aparte de la actividad física, tomar clases de
baile permitirá establecer vínculos con gente que se encuentra en condiciones
similares. Y, quién lo dice, a lo mejor sirva para reencontrarse con uno de los
mejores rejuvenecedores: el amor.
Por último, andar en
bicicleta ya requiere de ciertos grados de coordinación y equilibrio de los
que muchos ancianos quizás carezcan. No obstante, una buena opción es la
bicicleta fija, que mejorará la postura y fortalecerá en gran medida las
piernas, factores que darán estabilidad y prevendrán las peligrosas caídas.
Al margen de la alternativa que elijas, ¡nunca olvides hacer un precalentamiento para no dañar tus músculos!
Antes de empezar…
Nunca nos cansaremos de reiterarlo: seas anciano, joven o
como quiera que te consideres, es indispensable que antes de ponerte a
ejercitar, lleves a cabo una consulta con tu médico —si es posible, con un
profesional dedicado a la medicina del deporte— y lo pongas al tanto de tus
problemas, fortalezas y debilidades. Así, el médico podrá preparar rutinas que
se adapten a tus necesidades particulares y, claro, evitarás lesiones y malos
momentos.
En cuanto sepas que todo está en orden, es importante que,
aunque cueste al comienzo, puedas crearte el hábito de ejercitar al menos tres
veces por semana, unos cuarenta minutos cada vez. Si lo haces muy
espaciadamente, el bienestar será pasajero; en cambio, si te dedicas a ello con
entusiasmo, experimentarás un verdadero y profundo cambio en tu vida. Y
entonces probarás los beneficios de la
actividad física.
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