Uno de los planes más frecuentes en las épocas de altas
temperaturas consiste en acudir a piletas o balnearios en busca de un buen
refresco.
Es sabido que estos ámbitos son de los más propicios para
contagiarse piojos, lo que recibe el nombre de pediculosis.
Los piojos son parásitos que no pueden vivir en otro lugar
que no sea la cabeza del ser humano. Sí, aunque parezca raro, no sobreviven
entre los pelos de ninguna otra especie viviente. Y si bien ningún grupo etario
está a salvo de la pediculosis, los niños de entre 4 y 12 años son los más
afectados; y de ellos, es peor la situación de las niñas, por el largo de su
cabello.
Uno de los mitos con respecto a los piojos es que son
capaces de saltar y, así, pasar de cabeza en cabeza. Lo cierto es que el único
medio de contagio es el contacto directo, o bien el uso compartido de toallas,
cepillos o hebillas.
Actuar antes de que sea tarde
Resulta necesario atacar el problema ante las primeras
señales de picazón, pues las hembras ponen alrededor de diez huevos por día por
un período de hasta un mes. El panorama se agrava si consideramos que nueve de
cada diez liendres son hembras, por lo que el crecimiento puede ser exponencial
en muy poco tiempo. En otras palabras, potencialmente, un niño con diez piojos
hembra en la cabeza podrá albergar casi mil de estos parásitos en un mes.
Está claro que la picazón no es ni por asomo el principal
problema que generan los piojos; es apenas el síntoma más visible. Es que,
producto del rascado, el cuero cabelludo puede resultar lesionado,
desencadenando infecciones y lesiones de diversa gravedad.
Sin dudas, como siempre decimos, es primordial la visita a un profesional médico ––en este caso,
dermatólogo––, quien nos ofrecerá un correcto diagnóstico del problema e
indicará medicamentos específicos más efectivos que las conocidas lociones.
Qué hacer para evitar el contagio
Ahora bien, ¿qué podemos hacer para no convertirnos en
víctimas de esta molestia?
Para aquellos que tienen el cabello largo, se recomienda
usarlo recogido; en segundo lugar, revisar el pelo a diario, poniendo especial
atención en las zonas de la nuca y las orejas, donde los piojos suelen
concentrarse. Por supuesto que es desaconsejable compartir peines o toallas.
Si se sabe que una persona padece pediculosis, lo mejor es
quitar las sábanas de su cama ––como así también la ropa que usa para dormir––,
lavarlas con agua caliente y colocarlas en una bolsa de cierre hermético por
dos o tres días.
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